Eyadel by Jorge Ahon

Eyadel by Jorge Ahon

autor:Jorge Ahon
La lengua: es
Format: mobi
Tags: Autoayuda, Novela
publicado: 2011-01-19T23:00:00+00:00


CAPÍTULO IV

El verano estaba soñando en madurar todo lo que la primavera le había entregado. Eyadel y Albanoa, como dos sueños venidos de la primavera de sus vidas, también maduraban con el ansia de cosechar los mejores frutos.

La tarde se estaba inclinando para descansar en el horizonte del ocaso, mientras del lado opuesto avanzaba el abrigo azul de la noche... Sentados en el césped del jardín, gozaban con el silencio de la hora. Eyadel, apoyada en un macetero, miraba a Albanoa que con los cerrados parecía viajar por las regiones del alma. El ambiente se había vuelto sensible. En él parecía aletear lo que cada uno alimentaba con el pensamiento... Todo se había hecho propicio...

—Albanoa —murmuró Eyadel—, ¿puedo saber dónde estás y en qué piensas?

— Estoy pensando en preguntarte por qué estás triste...

Eyadel se sobresaltó porque, sin haber causa a la vista, en el fondo de su ser se insinuaba algo parecido a tristeza, sentía el despertar de algo viejo que volvía a la vida, invitado por una situación que tampoco podía saber cuál.

—¿Acaso sea —preguntó Albanoa— una tristeza desconocida, venida de algún rincón secreto del pasado? Eyadel —continuó diciendo— la memoria del alma es la memoria de la vida desde el comienzo de la vida, donde cada criatura tiene millares de sensaciones, equivalentes a experiencias vividas, que en cualquier momento pueden ingresar a nuestra existencia actual y conmoverla si le agregamos las ansiedades, los temores e inseguridades por las que a diario pasamos.

Eyadel cerró los ojos, asustada. Hacía mucho tiempo que no le ocurría estar asustada. Buscando calmarla, su amigo que la sentía con miedo, le dijo:

—¿Es por el temor a perder lo que de felicidad hemos ganado o estamos ganando? ¿Le temes al futuro porque allí puede estar lo que nos ha de separar?... Eyadel, estoy aprendiendo, junto a ti, a sentir sensaciones de acercamiento, por eso sé cuando te alejas de nuestra unidad interior y cuando te acercas...

—Albanoa —le contestó—, me preguntas por algo que no puedo explicarme. Suceden cosas dentro de mí que no tienen explicación, sintiéndolas venir de muy lejos, pero no sé si de mi universo interior o del universo exterior. Presiento que esconden una tristeza muy triste como si fuera la suma terrenal de todas las penas... Pero también me siento invadida por una dicha desconocida, que hace de mí la criatura más feliz del mundo...

Y en otro ritmo de palabras, como si el lenguaje común de todos los días se volviera inexpresable debido a la intimidad secreta del alma, le siguió diciendo a quien en ese instante lo sentía profundamente amigo:

HAY PENAS QUE A VECES SUFRO



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